martes, 23 de julio de 2024

La foto de Volver al Futuro


Siempre me gustaron las películas que viajan en el tiempo. La manipulación del reloj y lo relativo de la existencia en cada contexto me resultan mágicos. 

Volver al Futuro tiene eso como atractivo. El paso del tiempo y lo inevitable. Como es una película, Marty McFly puede corregir sus errores del pasado para que sus padres se conozcan, se enamoren y formen la familia de la que él salió.

En la vida real, salvo ciertas excepciones, la mayoría de los amores se van esfumando de la foto. Los de de sangre, los de vida y aquellos de habitación. 

Hay personas que se van borrando solas. Primero se le van los pies, después las manos y así hasta que desaparecen por completo como si no hubiesen existido. Queda solo la memoria en los recuerdos, los gestos, las muecas y cada tanto pasa algo que trae esa gente a la mente. 

Con el correr de los meses, la aparición de los recuerdos es cada vez más espaciada y eso que dolió tanto va dejando de ser protagonista. 

El desamor no se explica, pero se parece bastante a eso. Cuerpos que se van esfumando. Esos mismos que generaron tanto. De la piel erizada a la indiferencia absoluta. De vivir en la misma ciudad y sentir los miles de kilómetros de distancia, a trabajar en la misma empresa pero separados por un mundo. 

No quiero volver a no poder escribir. No quiero nunca más extrañar algo que ya no existe, aunque sea imposible. 

Uno de los grandes miedos que la soledad me clavó alguna vez es el de morir y que nadie se de cuenta, que mi cuerpo putrefacto conmueva el olfato de los vecinos y así el pequeño mundo que me rodea se entere que ya no soy un ser vivo. 

Una vez abracé a alguien tomándome un cynar en una cama de dos plazas, tapados con un acolchado y pensé "la felicidad es esto, no hay más". Hoy prefiero arriesgarme a ser ese cuerpo putrefacto antes que estar otra vez en la foto de Volver al Futuro. 

Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos. 

Cada dolor tiene un nombre y yo quiero conocer el tuyo. Se que al final de los tiempos me vas a doler. 



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