domingo, 22 de diciembre de 2013

Hasta el año que viene Roca: FUE

''He llegado hasta el fin, con los brazos cansados''. Este año me liquidó. No se si fue el año, si fue la ciudad o la gente que me rodea. Dicen que ''errar es humano, y más humano es echarle la culpa a otros de los errores que cometemos''. Esa frase refleja tal cual lo que me pasa. Nadie es culpable de las cagadas que uno hace, más que uno mismo. Me hago cargo de todas y cada una de ellas.

''Hacerse cargo'', en este texto que se lee en tus ojos, no pasa de la retórica. Mi ''hacerse cargo'' se verá o no, en el futuro. No voy a prometer nada, porque cada vez que lo hice nunca cumplí.

''Tantas veces te vi, simulando un olvido, y eso páso''. Por más que alguno/as no quieran, me llevarán en su memoria por un laaaargo tiempo. Yo también los llevaré a ellos, pero pretendo aprender de las caídas para no tener que echarle la culpa a otro/a de lo que me pasó.

''Me embriague hasta el vacio, con tu miel venenosa. Fuiste mia y el hastio nos llevó al desengaño; y eso pasó''.  Por alguna razón, Roca es esa ciudad donde las historias de minas, escabio y falopa que uno escucha en las letras de Sabina e Iván Noble, se hacen realidad. Eso impactó en un pibe inocente del interior neuquino como yo. Lamentablemente, o por suerte,  protagonicé algunas. Sirve para contarle a los amigos, pero dejan vacío el corazón. Igual, después de varias cosas que vi, yo soy un Mandela.
Esta urbe tien todos los flagelos posibles. Este pueblo grande lleno de polvos inolvidables y de noches bizarras. Con algunos  garcas y pendejos/as con menos código que un calzoncillo comprado en la salada. Con otros grandes amigos que llevaré en la memoria del corazón, la que nunca olvida.

''Suaves telas sobre el piso, una parte de la euforia. Y lo mas resbaladizo, es creernos sin memoria''. Y es ese frenesí de noches sin badenes, ese rally de carreras a fondo por ver quien es más vivo, el que me superó.
 Roca me goleó en el 2013. Peor que que el 7 a 0 de Estudiantes a Gimnasia. Peor que el 4 a 0 de Central a Newell's. Peor que lo que pensé que iba a ser.

Pero el partido no terminó. Queda un rato largo todavía, y pretendo dar vuelta este resultado adverso que me carcome las venas como la peor de las drogas sintéticas que vende el imperio para mantenernos alienados. No prometo nada, no me lo prometo ni a mi mismo. Solo se que quiero caminar distinto para obtener otro resultado. Esta ciudad tiene todo lo malo, pero también todo lo bueno que quiero. Lo que se, es que voy a dejar todo, como lo hice este año en Alto Valle Basquet. La actitud no se resigna. Y yo, a mi vida, no la voy a resignar.

1 comentario:

  1. "No está mal que terminen las historias, mientras haya historias que contar", dijeron unos sabineros. Y hoy, capaz, es hora de poner el acento en el punto del final... Si el teclado nos deja.
    ´.

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